lunes, 31 de diciembre de 2007

¿Año Nuevo?

Sufrir es la manera de estar activo sin hacer nada.
(E.M. Cioran)

Esta demarcación civil del tiempo conocida como el año nuevo nos indica el fin de un año y nos anuncia el nacimiento abrupto del otro año. Así, la celebración es una manera sútil en dónde el sistema social nos pide que un para de horas antes de las primeras horas del otro año debemos deternos un cierto tiempo para reflexionar lo que hemos hecho en este año que, supuestamente, acaba. A esto, una pregunta ¿Porqué necesariamente debemos hacer caso de ello? Un año es una medida arbitraria que no implica que nuestra vida esta marcada por años. ¿No deberíamos mejor marcarla por épocas o por experiencias? o mejor aún ¿por qué no? por minutos.

En estos momentos tu memoria se hace más larga mientras que tu vida se hace más corta; cada segundo, cada instante se escapa conviértiendose en memoria y, a la vez en ceniza. Yo prefiero la reflexión del instante, no la del año. Un año sirve para medir las cosechas no las experiencias humanas.

Sin embargo, la ironía asalta mi escrito y finalmente nos damos cuenta de que escribí algo en antes de que se acabe el año, lo que significa mi irremediable consenso de tener que usar el año nuevo.

P.DLes deseo alegría y felicidad (a ver si la aguantan) sin necesidad de usar este día como pretexto de ello.

domingo, 25 de noviembre de 2007

Sobre una oscilación en Decir:Hacer de Octavio Paz.

Lo admito, no he escrito mucho. Descuido el blog y mi tesis. Sin embargo, presento ahora una novedad que espero os guste mis lectores fantasmas. Es sobre el poema de Octavio Paz Decir:Hacer. Una respuesta al estructuralismo duro de aquelllos tiempos.

Para leer el poema visita esta pagina.

El poema se presenta en nombre de una oscilación; de un estar y un no-estar. ¿Qué es la poesía sino una oscilación que sale y entra en el lenguaje?

A esto una aclaración. Llamemos poema a lo que está en el papel y poesía al acto de leer, de apropiar un poema o simplemente al acto de imaginar un poema sin necesidad de saberlo, pues basta con la remembranza de este para hacer que se presente.

De esta manera, la oscilación del poema corresponde a los asuntos de la poesía. Paz habla de esto constantemente, la poesía oscila de un lado a otro, se traslada de un paso a otro paso. Se hace cuerpo cuando quiere y se retira de lo concreto cuando ella quiere. Antes de aparecer es física después, cuando aparece, es metafísica. Este antes y después de la poesía puede verse espléndidamente cuando Paz escribe

La poesía
se dice y se oye:
es real.

Para después continuar con:

Y apenas digo
es real,
se disipa.

Quizá algo que defina con más exactitud lo aquí queremos entender por oscilación es la cuestión del momento, es decir, estar a veces en un lado y a veces en el otro. El momento nos permite quedarnos, ahí, pasmados por un momento estático y nos lleva a apreciar en una pequeña eternidad todo lo que la poesía ofrece. En este sentido Paz nos ofrece un muestrario de las virtudes de la poesía; un decálogo de contradicciones que subsisten en el acto poético.

En la oscilación hay un ir y un venir; vaivén como lo distinguen algunos, indecisión dirían otros. Este vaivén, irresolublemente, señala que la poesía escapa del lenguaje, de su cárcel, de sus limitaciones; pues el lenguaje habla de la realidad, de la verdad de lo que se representa. La poesía en su haber escapa del lenguaje y regresa a él sólo cuando el poeta lo requiere.

Paz, al afirmar en el primer verso: los ojos hablan logra escapar de toda connotación lingüística y hace aquello que los poetas mejor saben: subvertir el lenguaje.

Pero ¿Qué se logra cuando se sale del lenguaje? Se podría hablar de caos, cierto, más no caigamos el lugar común; lo único que se logra es salirse por un momento pues es irremediable el regreso, es por ello que se dice que la poesía oscila entre el estar y el no estar. Así lo enuncia Paz:


la poesía

va y viene

entre lo que es

y lo que no es.


En este punto surge la duda, pensamos si acaso la poesía significa salirse del lenguaje; Sí es así ¿hacia dónde se va?, ¿en dónde está el otro momento de este vaivén? y entonces decimos: dejar de estar no implica necesariamente dejar de ser. La poesía nos pierde para reencontrarnos con ese mundo que el lenguaje nos quita. Asimismo, la poesía nos desvela (en el sentido de destapar) el Ser del mundo, pues nos pone en contacto con la unidad esencial que existía antes del lenguaje; en el momento que el hombre concibió el habla, recurrió al olvido de sí mismo y empezó a representarse como un Otro.

El oscilar poético nos arrebata de nuestra esencia y nos sublima a nuestro Yo que se ha perdido en la noche del lenguaje (Nachtsprache).

Para cerrar, exponemos las dos últimas estrofas son un exacto ejemplo que ilustra que ese oscilar de la poesía nos permite ir (regresar, en realidad) a ese lugar olvidado por el hombre. Aquel, en donde el hombre puede oír y ver con claridad lo que el lenguaje no alcanza a ver y donde se llega a tocar el cuerpo que se ha abandonado en pos de consagrar la mente como un crisol de racionalidad.

Oír
los pensamientos,
ver
lo que decimos,
tocar
el cuerpo de la idea.

Así, al cerrar los ojos las palabras se abren y este cuento empieza otra vez.

domingo, 7 de octubre de 2007

Sobre la fantasmagoría en Pedro Parámo de Juan Rulfo


En último término, puede decirse que la novela es orientada por la muerte, mientras que la narración sirve de orientación en la vida. Quien busca el sentido de la vida sólo puede hallarlo en la muerte: en ella se reconcilia por fin lo interior y lo exterior en una unidad inexpugnable. El novelista corre a lo largo del camino de la vida y se sitúa al final de él, para ver venir a su protagonista; todo lo cuenta desde el forzado escorzo de lo postrero. (Walter Benjamín, El Espectador)

En esta ocasión quisiera elucidar la idea, o más bien, el concepto que existe de fantasma o fantasmagoría en Pedro Páramo de Juan Rulfo.

Para empezar recuerdo a Walter Benjamín quien en su libro inconcluso Paris, capital del siglo XIX utiliza el término marxista de Fantasmagoría que nos recuerda la forma o experiencia en que nuestros sentidos se vuelven sensibles a la inmediatez y la presencia. Así, la idea de fantasmagoría remite a la ausencia y, paradójicamente, a lo que queda de presente en nuestros sentidos de esa ausencia.

Sin embargo, hay más cosas que elucidar dentro del concepto. Si revisamos Pedro Páramo, el eje de la novela es la experiencia postrera de la Muerte que se revela en sí como lo fantasmagórico. Las ánimas que retratan la novela y deambulan desordenadamente por todo el texto son experiencias sensibles del no poder cumplir la muerte, o sea el descanso o la inexistencia; ya sea por no poder purgar sus pecados o por el deseo de quedarse en la tierra. Es por ello que fantasma es algo ya-finito que reproduce las experiencias sensibles de la vida pasada y fantasmagoría es la manera en que se experimenta la vida después de la muerte en el mundo real.

La fantasmagoría de los personajes de Pedro Páramo consiste en permanecer encadenados a la tierra y de no poder o no querer morir. Un elemento que me parece fascinante dentro de la novela es la cuestión del Murmullo que es la reproducción oral de la misma fantasmagoría y que se traduce a la eternidad repetida de la vida de las ánimas.

No hay que dejar de notar el parentesco del fantasma de Juan Rulfo con el de Oscar Wilde: El fantasma de Canterville que se haya en la misma posición de estar encadenado a la tierra o a la realidad misma. Sólo que Rulfo es más extremo porque el fantasma de Rulfo está condenado a permanecer así mientras el que Dickens puede trascender. En este sentido la fantasmagoría en Pedro Páramo remite también a la Condena.

Finalmente, lo Fantasmagórico en Pedro Páramo confronta al lector con la Muerte y la Vida en la manera que lleva a pensar que una depende de la otra. Uno tiene que vivir porque sabe que tiene que morir. El Fantasma, por lo menos, en Pedro Páramo es la abolición de este binomio.

miércoles, 26 de septiembre de 2007

Dos conceptos en la experiencia de Lectura en El Señor Presidente de Miguel Ángel Asturias.

Al parecer un regaño, con la insistencia implicíta de ser un huevón, es un buen incentivo para trabajar después de un mes y medio de inactividad. Por cierto, días que fueron invertidos en escribir una simple tesis. Finalmente, no escribiré nada nuevo, sino que, publicaré algo nuevo que ya había escrito.

El siguiente texto se dibuja sobre una experiencia de lectura del Señor Presidente de Miguel Ángel Asturias. Dicha experiencia arroja dos conceptos que, creo, se convierten en el a posteriori de la lectura o llamémosle efectos. Los conceptos me parecen igualmente aplicables a la lectura de Pedro Páramo de Juan Rulfo o a cualquier otra que se le parezca (se aceptan sugerencias).

Empezemos con dos epigrafes:

¿Qué se llama cuanto heriza nos?
Se llama Lomismo que padece
nombre nombre nombre nombre.

(Cesar Vallejo, Poema II de Trilce).

Óigalo bien y no se ría,

que todo lo sabe la autoridad, todo, todo.

(Miguel Ángel Asturias, El Señor Presidente)

Intensidad y Desolación: dos efectos del Señor Presidente

El texto El Señor Presidente de Miguel Ángel Asturias abre la posibilidad infinita de decirlo todo y revelar todo lo que se puede decir sobre los dictadores en Hispanoamérica. Sin embargo, y por el lado de experiencia estética, quisiera identificar dos conceptos o efectos, si se prefiere, que, creo, se convierten en el eje sobre el cual se desarrolla la novela. Tales son: Intensidad y Desolación,

El estilo de Asturias no puede reflejar más que lo intenso de la lectura (esto en el sentido de mantenernos nuestros ojos, nuestras manos y nuestras posaderas tensas). Baste leer cualquier párrafo para experimentar las emociones internas de los numerosos personajes que aparecen en el texto. Los sentimientos esbozados en el texto son aquellos que emergen de la dualidad que existe entre la desesperación y la perversión más demoníaca. Por ello, cuando denotamos la Intensidad, son todos exacerbados, exagerados si se desea, que tienen el simple objetivo de transmitir y tensar nuestra mente al momento de ser leídos. No por nada, el Señor Presidente es un factor que tensa a los personajes, como si se tratará de un sistema de sufrimiento girado alrededor del mandatario, es decir, todo, absolutamente todo, es provocado por la maléfica figura del Señor Presidente y su omnipotente sistema político.

La Desolación bien puede ser otro efecto más dentro de los parámetros del efecto intensificatorio que el estilo de Asturias transmite, pero que aquí prefiero ver la Desolación como el aglutinamiento de la desesperación y de la perversión más demoníaca que provoca en nosotros el efecto empático de sentirnos desolados como cualquier personaje de la novela. Esto, aunado con el sistema de sufrimiento que trae consigo la figura del Señor Presidente, la Desolación vendría a relucir al pensar que la angustia de existir depende únicamente de una sola persona y no de varios factores como podrían llegar a ser la suerte o la catástrofe.



martes, 14 de agosto de 2007

Ópera al vacío.

Aunque sea difícil de creer, existen momentos sublimes dentro de la basura diaria que vemos en la tele. Ese fue el caso de uno de esos programas "Amercian Idol" en donde de la nada surge un gordito tímido que arrodilla a todo un auditorio que en su vida han oido algo más que Coldplay. Visiten el siguiente link para atestiguar tal evento.

http://www.elperiodico.com/default.asp?idpublicacio_PK=46&idioma=CAS&idnoticia_PK=416822&idseccio_PK=1028

José Emilio Pacheco: Poeta del fuego y la ceniza.

Hoy pensaba publicar nada. Sin embargo, gracias a una amable petición, he decido publicar algunos poemas que han marcado mi sensibilidad.
En esta ocasión creo que José Emilio Pacheco es un buen motivo para renudar el eje poético de este blog.

I

José Emilio (para los cuates) es de esos poetas que hacen uso de su gran sensibilidad poética y,a veces, antes un poema, escribe un hermoso epigrafe.

Aquí hay algunos de ellos.

Youth has an end: the end is here.
It will never be .
You know that well. What there?
Write it, damn you, write it!
What else are you good for?
(James Joyce, Giacomo Joyce).

Dear, dear!
Life's exactly what it looks,
Love may triumph in the books,
Not here.
(W.H Auden).

No anheles la noche en que desaparecen los pueblos de su lugar.
(Job, 36, 20).

A nadie le interesa lo que nos pasa ni aquello que escribimos.
Somos nuestro único público.
(Tu Fu).

¿No ves un años y otro sobre los altamares
a la literatura llorando por su suerte
en el viento de otoño?
(Li Ho).

II

Sin lugar a dudas, las lecturas de José Emilio permean dentro de su poesía dándonos, de esta manera, un particular estilo de poesía libre y avasalladora. Como historiador observo que la poética del poeta está impregnada con la finitud, la renovación y la contemplación, por ello, la reflexión sobre el tiempo como algo flamigero- cual fenix- es un tema recurrente dentro de su poesía. Leamos unos ejemplos:

LA RUEDA

Sólo es eterno el fuego que nos mira vivir.
Sólo perdura la ceniza.
Funda y fecunda la transformación.
el incesante cambio en todo.

Sólo el cambio no cambia y la permanencia es nuestra finitud.

TULUM (Primera párrafo)

Si este silencio hablará
sus palabras se harían de piedra.
Si esta piedra tuviera movimiento
sería mar.
Si estas olas no fuesen prisioneras
serían piedras
en el observatorio,
serían hojas
convertidas en llamas circulares.


AL TERMINAR LA CLASE (Segundo parráfo)

Sin embargo, la llama no se extingue.
Sólo duerme,
prensada y seca flor en un libro,
que de repente
puede encenderse
viva.

ACELERACIÓN DE LA HISTORIA

Escribo unas palabras
y al minuto
ya dicen otra cosa,
significan
una intención distinta,
se hacen dóciles
al Carbono catorce:
Criptogramas
de un pueblo remotísimo
que busca
la escritura en tinieblas.


III

Toda la noche vi crecer el fuego.
Así es como éste reposa.

lunes, 23 de julio de 2007

Cuentos chinos de ayer y hoy

Ahora que los "cuentos chinos" están de moda, vale la pena recordar que originalmente poseían una gran sabiduría y reflexión filosófica y no estaban manchados de proyecciones banales y lugares comunes. A continuación, presento dos fábulas que presentan en su haber ironía pura ( o pura ironía).

EL ARTE DE MATAR DRAGONES ( Zhuang Zi)

Zhu Pingman fue a Zhili para aprender a matar dragones. Estudió tres años y gastó casi toda su fortuna hasta a conocer a fondo la materia.

Pero había tan pocos dragones que Zhu no encontró dónde practicar su arte.


EL SEÑOR YE AMABA A LOS DRAGONES (Shen Zi)

Al señor Ye le gustaban tantos los dragones que los tenía pintados o tallados por toda la casa. Cuando se enteró el verdadero dragón de los cielos, voló a la tierra y metió su cabeza por la puerte del señor Ye y su cola por una de las ventanas. Cuando el señor Ye lo vio, huyó asustado, casi se volvío loco.

Esto demuestra que el señor Ye, en realidad, no amaba tanto a los dragones. Sólo le gustaba aquello que se le parecría, pero en ningún caso el autentico dragón.

Esta última fábula merece ser recordada a los humanistas que dicen "gustar" de aquello que estudian. (Me incluyo, para que no se piense en favoritismos (vamos, atrevánse a dudar de sí mismos).

martes, 3 de julio de 2007

Dos poemas de Pessoa y uno de Alberto Caeiro

He decidido, por irresoluto capricho, que cada siete días publicaré algunos poemas. Esto con el fin de llenar la falta de trabajo y dedicación que un blogspot requiere. De esta manera, los tres primeros poemas son de la actual inspiración de este Blog: Fernando Pessoa (escritos en portugues y español, of course.).

O meu sentimento è cinza
Da minha imaginaçao,
e eu deixo cair a cinza
No cinzeiro du Razâo

Mi sentimiento es ceniza
De mi imaginación,
y yo dejo caer la ceniza
en el cenizero de la Razón

Éste que sigue es sólo el primer párrafo del poema Autopsicografía

O poeta è um fingidor
Finge tâo completamente
Que chega a fingir que é dor
A dor que deveras sente

El poeta es un fingidor
Finge tan completamente
que llega a fingir que es dolor
el dolor que de veras siente

Éste último lo firma en su heterónimo de Alberto Caeiro y es parte del poema el (O guarda dor de rebanhos (guardarrebaños o el guardián de las ovejas)

Não tenho ambições nem desejos,
Ser poeta não é a minha ambição,
É apenas a minha maneira de estar .

No tengo ambiciones ni deseos
Ser un poeta no es mi ambición
Es apenas mi manera de estar sólo.

Estos sinceros y bellos poemas los puede econtrar, al igual que otros más, en las ediciones que Libros Nuevo Mundo recopila en dos tomos de la obra poéstica de Fernando Pessoa (en edición Bilingüe, of course)
(Una foto de Pessoa. Uno puede llegar a discernir la Saudade en el borde de sus gafas)

My sight goes down in the lazy night

Es cansado escribir de noche. Las erratas invaden mi corrección. Así pasó pues, en el recien inagurado blog donde cometí el espantoso horror de no poner un s a históricas y repetí un tis dentro de la palabra artísticas. Si el lector hace el amable favor de corregirme, estaré muy agradecido.

lunes, 2 de julio de 2007

Entramos, pues, al entrópico mundo del blog.

Bienvenido viajero insaciable del Internet.

¿Qué aventuras y cosas puede esperar Ud., amable lector, (especialmente cuando el número de lectores de este blog será, trágicamente, fantasmagórico) de este mundo que presenta en cada esquina apariencias, sollozos, complicaciones y sueños roídos por la realidad? Tendrá que ser muy paciente en las cuestiones filosóficas, literarias, poéticas, histórica y artististicas, en donde lo bello y lo sublime juegan un papel crucial en el borde de nuestras percepciones. Y aunque esto sea nuestro principal punto de encuentro, no debemos dejar de lado aquellas cuestiones banales y llenas de sinsentido que configuran, irónicamente, nuestro acontecer diario. Así, lo invito a leer y a experimentar estas letras mías, que bajo la figura de la cenizas, restos impedecederos de lo finito, pueda percibir que estamos condenados a estar en los despojos de otro día más.

¿En que día estaremos?, ¿el de ayer, el de hoy o en el de mañana?

Para empezar a deleitarse les ofrezco una imagen de aquel gran ilustrador: M.C. Escher. (Imáginense que al autobservarnos, somos presas de la transfiguración de nuestra propia mirada. Espejo ilusorio.