domingo, 25 de noviembre de 2007

Sobre una oscilación en Decir:Hacer de Octavio Paz.

Lo admito, no he escrito mucho. Descuido el blog y mi tesis. Sin embargo, presento ahora una novedad que espero os guste mis lectores fantasmas. Es sobre el poema de Octavio Paz Decir:Hacer. Una respuesta al estructuralismo duro de aquelllos tiempos.

Para leer el poema visita esta pagina.

El poema se presenta en nombre de una oscilación; de un estar y un no-estar. ¿Qué es la poesía sino una oscilación que sale y entra en el lenguaje?

A esto una aclaración. Llamemos poema a lo que está en el papel y poesía al acto de leer, de apropiar un poema o simplemente al acto de imaginar un poema sin necesidad de saberlo, pues basta con la remembranza de este para hacer que se presente.

De esta manera, la oscilación del poema corresponde a los asuntos de la poesía. Paz habla de esto constantemente, la poesía oscila de un lado a otro, se traslada de un paso a otro paso. Se hace cuerpo cuando quiere y se retira de lo concreto cuando ella quiere. Antes de aparecer es física después, cuando aparece, es metafísica. Este antes y después de la poesía puede verse espléndidamente cuando Paz escribe

La poesía
se dice y se oye:
es real.

Para después continuar con:

Y apenas digo
es real,
se disipa.

Quizá algo que defina con más exactitud lo aquí queremos entender por oscilación es la cuestión del momento, es decir, estar a veces en un lado y a veces en el otro. El momento nos permite quedarnos, ahí, pasmados por un momento estático y nos lleva a apreciar en una pequeña eternidad todo lo que la poesía ofrece. En este sentido Paz nos ofrece un muestrario de las virtudes de la poesía; un decálogo de contradicciones que subsisten en el acto poético.

En la oscilación hay un ir y un venir; vaivén como lo distinguen algunos, indecisión dirían otros. Este vaivén, irresolublemente, señala que la poesía escapa del lenguaje, de su cárcel, de sus limitaciones; pues el lenguaje habla de la realidad, de la verdad de lo que se representa. La poesía en su haber escapa del lenguaje y regresa a él sólo cuando el poeta lo requiere.

Paz, al afirmar en el primer verso: los ojos hablan logra escapar de toda connotación lingüística y hace aquello que los poetas mejor saben: subvertir el lenguaje.

Pero ¿Qué se logra cuando se sale del lenguaje? Se podría hablar de caos, cierto, más no caigamos el lugar común; lo único que se logra es salirse por un momento pues es irremediable el regreso, es por ello que se dice que la poesía oscila entre el estar y el no estar. Así lo enuncia Paz:


la poesía

va y viene

entre lo que es

y lo que no es.


En este punto surge la duda, pensamos si acaso la poesía significa salirse del lenguaje; Sí es así ¿hacia dónde se va?, ¿en dónde está el otro momento de este vaivén? y entonces decimos: dejar de estar no implica necesariamente dejar de ser. La poesía nos pierde para reencontrarnos con ese mundo que el lenguaje nos quita. Asimismo, la poesía nos desvela (en el sentido de destapar) el Ser del mundo, pues nos pone en contacto con la unidad esencial que existía antes del lenguaje; en el momento que el hombre concibió el habla, recurrió al olvido de sí mismo y empezó a representarse como un Otro.

El oscilar poético nos arrebata de nuestra esencia y nos sublima a nuestro Yo que se ha perdido en la noche del lenguaje (Nachtsprache).

Para cerrar, exponemos las dos últimas estrofas son un exacto ejemplo que ilustra que ese oscilar de la poesía nos permite ir (regresar, en realidad) a ese lugar olvidado por el hombre. Aquel, en donde el hombre puede oír y ver con claridad lo que el lenguaje no alcanza a ver y donde se llega a tocar el cuerpo que se ha abandonado en pos de consagrar la mente como un crisol de racionalidad.

Oír
los pensamientos,
ver
lo que decimos,
tocar
el cuerpo de la idea.

Así, al cerrar los ojos las palabras se abren y este cuento empieza otra vez.