Ahora que los "cuentos chinos" están de moda, vale la pena recordar que originalmente poseían una gran sabiduría y reflexión filosófica y no estaban manchados de proyecciones banales y lugares comunes. A continuación, presento dos fábulas que presentan en su haber ironía pura ( o pura ironía).
EL ARTE DE MATAR DRAGONES ( Zhuang Zi)
Zhu Pingman fue a Zhili para aprender a matar dragones. Estudió tres años y gastó casi toda su fortuna hasta a conocer a fondo la materia.
Pero había tan pocos dragones que Zhu no encontró dónde practicar su arte.
EL SEÑOR YE AMABA A LOS DRAGONES (Shen Zi)
Al señor Ye le gustaban tantos los dragones que los tenía pintados o tallados por toda la casa. Cuando se enteró el verdadero dragón de los cielos, voló a la tierra y metió su cabeza por la puerte del señor Ye y su cola por una de las ventanas. Cuando el señor Ye lo vio, huyó asustado, casi se volvío loco.
Esto demuestra que el señor Ye, en realidad, no amaba tanto a los dragones. Sólo le gustaba aquello que se le parecría, pero en ningún caso el autentico dragón.
Esta última fábula merece ser recordada a los humanistas que dicen "gustar" de aquello que estudian. (Me incluyo, para que no se piense en favoritismos (vamos, atrevánse a dudar de sí mismos).