lunes, 9 de agosto de 2010

Aborto

¿Qué significa en estos tiempos abortar?

Si se consulta el diccionario, éste en su primera acepción nos lo muestra como el acto de interrumpir, de forma natural o provocada, el embarazo, definición técnica que podría evitar toda polémica. La etimología abortar proviene de aborior, que con el prefijo "a (negación) se junta a orior que es nacer. Aborto también significa, como adjetivo, algo horrendo que no debe ser.

Abortar es una desición jurídica que atañe los derechos humanos, en donde el feto no es humano, y mucho menos individuo y/o ciudadano ya que es un ser en potencia. Sin embargo, eso sí, es vida en potencia. El aborto es no querer que algo emerja, que nazca, un no-deber-ser. El aborto niega la vida. Dar vida, dar la oportunidad de nacer a algo que se convierte en alguien. Incluso, si por siglos tener un hijo aseguraba la herencia y el perdurar simbólica a través de la genealogía, abortar signicaría existir un tiempo y luego desaparecer.

Parte de la posmodernidad del aborto se concentra en el simple hecho de no querer cuidar a otro ser. El hedonismo contemporáneo se concentra en que es mejor vivir para uno que para el otro. ¡Para que cuidar de otra vida si te puedes dedicar a la tuya! Además que chinga cargar un "parásito" nueve meses.

El aspecto más civilizado del aborto atiende a la economía de la socidedad. Hay que tener hijos a su tiempo. Medida planificatoria, administración de la vida. Sin embargo, ¿cuándo es el momento exacto para tener un hijo? Tener dinero, darle vida cómoda. A ello, ¿Cúando la vida ha sido cómoda? ¿por qué el confort siempre tiene que ver con la vida material? ¿Eso es garante? Para tener hijos hay que tener depa, carro y dinero para llevarlo a Disneylandia. Sin olvidar que lo necesario es vivienda, alimentación y educación cuestiones que podría subsanar el Estado sino fuera tan rídiculo como lo es hoy en día.

A este comentario agrego que el subsecuente lugar tiránico del niño ante padres incompetentes y faltos de autoridad (no le vayas a dar un golpe al niño, no lo vayas a traumar para el resto de su pinche vida como dice Polo Polo) no ayuda a dar ánimos a las personas para tener hijos.

La sociedad capitalista media y alta, parcialmente civil, pretende la legalización de ello. Otra forma de no querer dar vida es el uso del condón, dispositivo de gran uso que comparte cierta lógica con el aborto en el sentido de no querer un niño al cual atenerse.

Finalmente, en estas conjunturas existe otra psicoanalitica que llama la atención. Hay una paradoja sobre las personas que abortan. Si consideramos el aborto como una desición, al parecer femenina puesto que la mujer es la responsable de su cuerpo, que tiene como objetivo el olvido y la negación de la penetración, cuestión que aumenta en los casos de violación, causa impresión que para olvidar un acto de penetración se acuda a otra intervención del cuerpo. Una penetración que acude a otra penetración para cancelar la violencia del embarazo. Sin embargo, me parece que el aborto más que ser un efecto cancelatorio es uno sumatorio al goce de la mujer por el aborto.

Parece ser que los defensores del aborto (y tendría que señalar que son más bien defensoras) se proclaman más en el derecho de abortar -¿Fanatismo de la cirugía?- que sobre la legalidad de una calidad de vida que permita el embarazo y dar vida sin considerlo como una experiencia traumática en donde la muerte está más presente que la vida misma.


No hay comentarios: